Convergen en la Sinfonía nº 7 de Shostakóvich acontecimientos históricos que sobrepasaron la adversidad: la II Guerra Mundial, el sitio de Leningrado o el endurecimiento del régimen estalinista. Más que una obra que encarna los terrores de la guerra o la heroicidad de la resistencia, sirva simbólicamente su música para recordarnos la capacidad de resiliencia y el rechazo unánime a cualquier forma de totalitarismo.